Páginas

23 de marzo de 2013

ASÍ CONOCÍ A LUCÍA- 4. Dualidad

"No sé si lo he heredado, si va con mi código genético o si es de esos rasgos que se adquieren a fuerza de escucharlos.
Mi familia siempre ha dicho de mí que tengo dos personalidades, una de día y otra de noche. Un biorritmo cada 12 horas
Niña solitaria, silenciosa, independiente, esquiva ... por el día.
Niña social, alegre, festiva, cariñosa... a partir de la puesta de sol.
Diría que a estas alturas de la película conservo esos dos biorritmos pero su periodicidad es totalmente aleatoria, ya no es el día y la noche. Como tampoco es o blanco o negro. O todo o nada. Aunque casi.
Creo que mi familia, sin proponérselo, contribuyó a acentuar algo que posiblemente ya llevaba escrito en mi mapa. De hecho, antes de nacer ya tenía dos nombres, pero dos primeros nombres, no dos nombres o tres por imposición de las leyes de registro, no, dos primeros nombre propios por si acaso.
Por aquel entonces mi madre y una sobrina de mi padre estaban embarazadas a la vez, una (mi madre, claro) de mí y mi prima de mi prim@segund@. Las dos futuras mamás querían que su futur@ hij@ , si era mujer, se llamase Cristina. Yo nací antes, poco antes, y mi madre, que ni por asomo quería que su hija se fuera a llamar IGUAL que su primasegunda, decidió llamarme Lucía, por si acaso...
Hasta ahí bueno, pues eso, Lucía. Pero no, resulta que mi prim@segund@ nació varón y le llamaron José Luis. Tócate los piés!. Mi madre ni corta ni perezosa "ah sí? pues Lucía entonces va a ser Cristina".
Cristina para arriba, Cristina para abajo... así nueve años. 
Ya me estaba bien llamarme Cristina. Hasta que dejó de estármelo.
En uno de mis innumerables cambios de colegio conocí a la que  fue una de mis mejores amigas, Lucía, Lucía Sánchez....Y además, la sita Pilar, tutora de mi curso, decidió que debía alertarme de losposiblesriesgos de hacerme llamar como en realidad no me llamo. Y ya la tenemos, se juntaron el hambre con las ganas de comer. Mejoramiga... futurosposiblesproblemas... Cristina a partir de ahora se llamará Lucía. 
Claro a la gente que me conocía por Cristina les costó adaptarse al cambio y por supuesto, a mi familia más.
Esto es lo que pasaba, por ejemplo, cuando me llamaban por teléfono. "Está Lucía?. Sí, ahora se pone: CRISTINA, al teléfono!".

A día de hoy aún soy Cristina para algunos, aunque Lucía para los más. No me molesta, me parece gracioso.
Sin ir más lejos, el otro día conocí a una amiga de una amiga de mi hermana. La amiga le dijo a la amiga de mi hermana que había conocido a la hermana de su amiga, o sea a mí. Pero la amiga común le cuestionaba que yo fuese la hermana de mi hermana porque la hermana de su amiga se llamaba Cristina, no Lucía!
Incluso alguna vez desconociendo mi nombre, y por supuesto mi vida, han creído que me llamo Cristina... Curioso, no?"

Lucía me contaba esta anécdota tiñéndola de humor, pero ella sabía que no era más que una metáfora...

No hay comentarios:

Publicar un comentario