No es que me compare con un escritor, o con un pintor, o escultor, o artista de lo que sea. No, no quiero pecar (¿pecar?!) de engreída...ni de todo lo contrario. Pero sí, de alguna manera el hecho de escribir aquí hace que en algo si me pueda comparar con ellos: supongo que si lo hago es para que, al menos, me lean. Con poco éxito, muy poco, demasiado poco. Demasiado? Quizás justamente demasiado, merecidamente demasiado. Pero no es este el tema, por lo menos el de ahora.
En definitiva de lo que realmente quiero hablar, o de quién en realidad quiero hablar es de Ella, La Musa, mi Musa, esa que haría que quisiese compartir mis pensamientos, mis reflexiones, o algunas al menos (...porque pensar sigo pensando) pero que se ha echado a un lado como si hubiera decidido tirar la toalla.
No sé cuántas veces he clicado "nueva entrada", he mirado la pantalla blanca, he suspirado y he cerrado el chiringuito....
Me estoy leyendo un libro que me ha dejado una amiga y ya son varios los que he leído que es ella quien me los ha dejado o regalado. Le he hecho la broma, nada broma, de que ya me va conociendo..."antropología emocional" con una dosis de suspense... fórmula infalible para quedar atrapada.
Siempre he pensado que si supiese escribir lo haría así, indagando en las vidas de los otros. En las vidas secretas de los otros, sobre el misterio de sus más recónditos pensamientos, de sus sombras más que de sus luces...transformar lo cotidiano en excepcional. Con cierta dosis de asepsia. Un poco como un cirujano: teclado/bisturí en mano y a ver que encontramos.
Es tan apasionante la mente humana...
Y tan difícil de describir... ésta es la cuestión!
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