Compré ciruelas amarillas en la frutería, al verlas me resultó irresistible llevarme un puñado a casa.
-"He comprado ciruelas amarillas"
-"Qué bien!"
No esperamos al postre, fue sacarlas de la bolsa, echarles un agüita y padentro.
-"Mmmm, saben a verano. Qué ricas verdad?"
-"Sí, estan riquísimas... sabenaverano".
Me replicó con algo de sorna en el tono. Seguramente a él las ciruelas amarillas le saben a eso, a ciruelas amarillas.
A mí, las ciruelas amarillas me saben a verano.
A verano de veraneo.
Ai la nostàlgia i les olors! l'agència de viatges més potent
ResponderEliminarLas de mi viejo ciruelo no son amarillas, son moradas y pequeñas, y son de Enveitg, de la Cerdanya, y son de mermelada de Ivette que desde hace años es mi mermelada porque de ella aprendí, y son de calor y de olla muy grande porque cuando me pongo me pongo, y son de todos los que visitan la casa de Susan y que yo bauticé con el nombre de "La Rauxa" porque fue nuestra locura porque todostodostodos se llevan un bote de mermelada de ciruelas.
ResponderEliminarYa ansió este próximo mes de agosto para preparar la mermelada de ciruelas de Enveitg !!!
Susan desea que todos los que visiten la casa partan con mermelada de ciruelas del viejo ciruelo de Enveitg.
Y así será.
Pues a mí las moradas me gustan más. Las amarillas no son precisamente mis favoritas, sin embargo les tengo un "cariño" especial. En alemán la ciruela amarilla se llama Mirabelle, así que ya os podéis imaginar en qué se transforma mi nombre cada vez que paso una temporada por esas tierras... Ya me he acostumbrado y hasta me gusta.
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