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5 de enero de 2013

Aquella Mañana de Reyes

Como debería de ser para todos los niños de allí donde se celebre esta fecha, la víspera de Reyes es el día más emocionante del año. Cuesta  conciliar el sueño y a duermevela parece que el tiempo no pase y que nunca va a llegar el primer rayo de luz, pistoletazo de permiso para asaltar la biblioteca y desempaquetar frenéticamente los regalos que pediste. 

"Queridos Reyes Magos, este año me he portado muy bien y querría que me trajeseis las siguientes cosas:" 
Un Snoopy. Ella quería un Snoopy.

Por encima de todos los paquetes sobresalía uno de forma indefinida y considerable volumen. 
"¡Mi Snoopy! ¡Seguro que es mi Snoopy!". Haciendo caso omiso al resto de paquetes se abalanzó sobre aquel que tan poderosamente le había llamado la atención y sobre el que había depositado todas sus expectativas e ilusión. "Me han traído el Snoopy, el Snoopy igual que el de Mercé, seguro".

Mercé, Mercé Casals, era su mejor amiga de 4º de EGB, hermana menor de cuatro varones, jugaba al futbol como los dioses a pesar de que su madre siempre le ponía vestiditos. Mercé Casals tenía un Snoopy, y ella quería uno igual.

La decepción al abrir el paquete fue directamente proporcional a la emoción previa. No era un Snoopy. Sí, era un perrito de peluche blanco con las orejas negras, pero no era Snoopy!

A los pobres Reyes Magos se les quedó la sonrisa congelada, y el corazón también. Habían puesto todo su empeño y cariño en conseguir un Snoopy, para ellos todos los perros blancos con orejas negras eran snoopys.
Para ella Snoopy, era Snoopy, el Snoopy de Mercé Casals...

Esto se le olvidó decirlo en su carta...

Moraleja: ¡Ojo con lo que pides, se puede cumplir!" o no....

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